La exposición continua a sustancias químicas tóxicas en nuestro aire, agua, alimentos, suelo y productos de consumo puede aumentar el riesgo de discapacidades cognitivas, sociales o conductuales, así como trastornos específicos del neurodesarrollo, como el autismo y el síndrome de déficit de atención con hiperactividad. Pero, ¿cuáles son estos químicos potencialmente dañinos? ¿Y qué podemos hacer con ellos?

1. Ftalatos: Los ftalatos o ésteres de ácido ftálico son un grupo de productos químicos industriales utilizados como disolventes y para la fabricación de plásticos más flexibles o resistentes, como el cloruro de polivinilo (PVC). Los más utilizados son DEHP (di-2-etilhexilftalato), DIDP (diisodecilftalato) y DINP (diisononilftalato). Gracias a estas características, se pueden encontrar en champús, acondicionadores, lacas para el cabello, perfumes, esmaltes de uñas, envases de alimentos, cápsulas de medicamentos y juguetes sexuales.
2. Éteres de difenilo polibromados (PBDE) Los éteres de difenilo polibromados o PBDE son compuestos bromados y se utilizan como retardadores de llama en plásticos y espumas. Se encuentran en muchos equipos electrónicos pero, sobre todo, en muebles, ya que se aplica en las espumas de poliuretano presentes en estos. Su uso se hizo popular para reemplazar los éteres de bifenilo policlorados (PCB) que fueron prohibidos a fines de la década de 1970. Pero según los expertos, el sustituto no fue mucho mejor.
3. Mercurio: "El mercurio es una sustancia tóxica con efectos nocivos para los seres humanos, especialmente para las mujeres embarazadas, los bebés y los niños", dice la Organización Mundial de la Salud (OMS). El mercurio se acumula en el suelo o en las aguas superficiales y los microorganismos son capaces de transformarlo en metilmercurio (CH3Hg), un compuesto mucho más tóxico. “En el feto, el lactante y el niño, el principal efecto del metilmercurio es la alteración del desarrollo neurológico (…); afecta negativamente el desarrollo del cerebro y del resto del sistema nervioso del niño”. Las medidas para reducir su impacto en la salud incluyen promover el uso de energías limpias que no se basen en la combustión de carbón, acabar con la extracción de este mineral y detener su uso en la extracción de oro y otros procesos industriales.

Pero todos también pueden hacer su parte para reducir la exposición a este compuesto tóxico.

• 👉 Deseche el termómetro de mercurio que ha guardado en el cajón y reemplácelo por uno digital.
• 👉 Deseche las baterías ya agotadas por las rutas establecidas y nunca las arroje a la basura común.
• 👉 Asegúrese de que los cosméticos que usa no contengan mercurio.
• 👉 Si debido a una caries debe realizarse un empaste, solicite una alternativa a la amalgama de mercurio, también conocida como amalgama de plata.
• 👉 En el pasado, el cloruro de mercurio se usaba ampliamente en medicamentos como laxantes, antiparasitarios y polvos dentales. Estos medicamentos viejos deben desecharse adecuadamente y reemplazarse por medicamentos más seguros y efectivos.